viernes, 16 de octubre de 2009

El árbol de los amigos...

Esta reflexión la quiero dedicar a todos mis amigos, que saben, los quiero...

Cristian


El árbol de los amigos.

Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestros caminos.

Algunas recorren el trayecto a nuestro lado, viendo pasar muchas lunas, pero otras apenas las vemos entre un paso y el otro. A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.

Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza a uno de nuestros amigos. Los primeros que nacen del brote son nuestros amigos papá y mamá, que nos muestran lo que es la vida.

Después vienen los “amigos hermanos”, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros.

Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.

Además, el destino nos presenta a otros amigos, que no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino.

A muchos de ellos los denominamos “amigos del alma”, del corazón. Son sinceros, verdaderos.

Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace felices. Y a veces, uno de esos amigos del alma “estalla” en nuestro corazón, y pasa a convertirse en un “amigo enamorado”. Eso da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies.

Por otra parte, también existen aquellos amigos “por un tiempo”; quizás por unas vacaciones o unos días o unas horas. Ellos suelen colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca.

Y hablando de cerca, no podemos olvidar a “amigos distantes”, a aquellos que están en la punta de las ramas y que, cuando el viento sopla, siempre aparecen entre una hoja y otra.

Nuestras hojas, varias nacerán en otro verano y otras permanecerán muchas estaciones.

Pero la que nos deja más felices es aquella que cayó, que continua cerca “alimentándonos” con su amistad. Son recuerdos de esos momentos maravillosos, cuando se cruzan en nuestro camino.

Te deseo, hoja de mi árbol: PAZ, AMOR, SALUD Y SUERTE simplemente, porque cada persona que pasa por nuestra vida es ÚNICA y siempre deja un poco de nosotros.

Tal vez haya quienes llevarán mucho, pero no habrá ni una sola persona que no deje “algo”.

Esta es la MAYOR responsabilidad de nuestra VIDA… y para prueba evidente de que “LAS ALMAS NUNCA SE ENCUENTRAN POR CASUALIDAD”

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